martes, 19 de octubre de 2010

¡A los botes!

Por Juan Manuel Gonzalez Arzac

Habrá que ver quien, o quienes, llegan primero a subirse a los botes o como mínimo a ponerse el salvavidas, cuando se vislumbre el desenlace del próximo Clausura y la zona roja le ponga nombres a las plazas de descenso directo y Promoción.

Claro, falta muchísimo para que eso ocurra. Pero la curiosidad que arroja el Apertura habiéndose jugado ya 11 fechas es que, a excepción del sorpresivo Arsenal (calificativo que no remite justificación al preguntarse por qué), los mismos nombres que iniciaron la peliaguda cruzada por ponerse de pie sin obedecer al abuso del promedio de puntos, siguen figurando como protagonistas de piso.


NÓMINA. Olimpo, Quilmes y All Boys padecen su condición de recientemente ascendido, la cual, de no mediar un milagro (que nunca se produjo desde la instauración de los promedios en 1983), no asegura salvación hasta aproximarse el cierre de la temporada. Muy cerca se posiciona Gimnasia, ya habitué de estos pagos peligrosos, sobretodo de la Promoción (la jugó y ganó los últimos dos años seguidos). Un poco más arriba (a 3 puntos) asoma River, seguido por Huracán (a 4 de éste) y Tigre (un poroto más).
La temporada 2010-11 se inició con los provenientes de la B Nacional sin puntos, en tanto, de abajo hacia arriba, la nómina la inauguraba River (84 puntos), luego Gimnasia y Arsenal (92), y más arriba Tigre (94), Huracán (95) y Racing (98). Como se puede apreciar, tanto los de Sarandí como La Academia han dado un salto sustancial y ahora miran al resto por encima y sin preocupaciones.

MANCHA. Es que la realidad señala, de manera contundente por cierto, que el grupo de los siete marcados se encolumnan bajo los lineamientos del desconcierto, la confusión, el miedo y los malos augurios, y por tal motivo penan por el devenir de cada partido domingo a domingo como breves azotes de lo que se presume que arribará después.
La figura de River en este lote ya no es sorpresa, pero no es menor decir que aún habiendo perdido sólo dos partidos de los once que jugó hasta aquí sigue en zona de Promoción, lo que materializa dos apreciaciones: le descontó ocho puntos al Lobo y está a tiro de salir de todo, pero su puesta en escena continua y la exigencia de revalidar su historia le quitan méritos a su evidente crecimiento. Por eso aún no hay que grabarlo como un seguro sobreviviente, incluso pese a su peso específico. Pero también porque advierte un factor común que aparece con repetición en algunos de estos peces de fondo: la irregularidad.
El emblema de la alteración que ostentan algunos es Tigre. En su arranque perdió los tres primeros partidos, pero se recompuso rápido ganando otros tres de los siguientes cuatro, donde el restante fue empate. Eso sería un balance aceptable si el campeonato hubiera terminado allí. Pero hete aquí que, como eso no sucedió, se produjo el desequilibrio, porque al caer en sus últimas dos presentaciones el producto arroja un dato no menor: hace cuatro fechas que no vence (sumó dos puntos). Fiel reflejo de una inconsistencia que no se torna preocupante porque debajo suyo se pelean por hacer las cosas peor.
Para comprender el grado de infección que denota la falta de estabilidad basta con detenerse en lo hecho por Arsenal, pero haciendo foco, profundizando en su propósito, su modo y lo que resulta de ello. Gustavo Alfaro ha sabido forjar una identidad de juego característica, la cual encuentra su hábitat propicio en la zona aledaña al Viaducto. De menos a más conduce sus aspiraciones: solidez defensiva, pensar en rescatar como mínimo un punto, y si el desarrollo lo permite, explotar cualidades distintivas como ser un doble cinco de buen pie (Leiva y Ortiz) y carrileros peligrosos (Choy, Álvarez, Sena), o la potencia goleadora de una dupla en buena forma (Obolo y Leguizamón, quienes hicieron 5 y 4 goles, respectivamente, en lo que va del Apertura).

CONTRASTE. La contraposición a eso es la apuesta de Gimnasia a un estilo de juego enmarcado en la figura de Diego Cocca. Limpió el plantel (con el consentimiento de un gobierno ausente y nocivo) y lo rearmó a su gusto, pero olvidó la inevitable cuota de actitud y consistencia que la realidad institucional (porque ya no es sólo lo futbolístico) le pedía a gritos y ocho partidos del torneo le terminaron por abrir la puerta de salida. La onda expansiva de ese cimbronazo todavía corroe al Lobo, donde Pablo Morant intenta equilibrar una balanza imposible: siete derrotas sobre 11 cotejos.
Mismos pasos dio Huracán. Pero con el lastre de un torneo impecable que no fue glorioso por muy poco (aquel subcampeón de Ángel Cappa, en el Clausura 09) y que encima le nubló el futuro: la dirigencia desmanteló ese plantel, y al ciclo de Héctor Rivoira lo subsanó con limosna, y siete partidos (con tres derrotas) toleró la hinchada del Globo para que hoy un ídolo como Miguel Ángel Brindisi (cualquier similitud con la situación de Morant no es pura coincidencia) haga malabares por aminorar el impacto de los problemas.
Quilmes aguantó once fechas sin ganar y no tuvo otra opción que aceptar la partida de Hugo Tocalli. Y ahora apela a la reacción que pueda encontrarle Leonardo Madelón al plantel. Olimpo, otro de los recientemente ascendidos, es el equipo que más partidos perdió en el Apertura (8), y el pasado domingo halló algo de respiro al vencer a Lanús, pero su oscilación es tan marcada que no empató ningún encuentro.

DIFERENTE. Absolutamente distinto a sus pares es lo hecho por All Boys, que ganó 4, igualó 3 y cayó en los otros 4, lo que le permite sostenerse como el más firme candidato a quedarse entre los novatos (y el resto también), denotando que esa conducta, la misma que embandera Arsenal, la de la regularidad en el rendimiento, la solidez en la propuesta y el convencimiento sobre su plan, es el único camino viable para defender la permanencia. De lo contrario, queda sólo la esperanza de conseguir algún bote o un mísero salvavidas para aspirar al sueño de no ser uno de los cuatro penados.

El Estadio Ciudad de La Plata tendrá el césped más innovador de Latinoamérica

Con su cualidad de rebatible, puede ser quitado y vuelto a poner en apenas 4 días

Por Federico Cejas

Mientras avanzan los trabajos de techado en el Estadio Ciudad de La Plata, la tecnología no para de aflorar en torno a la majestuosa obra. En este informe Diagonales muestra, en forma exclusiva, cómo es el afamado sistema de césped rebatible, único en Latinoamérica, que permitirá organizar megaeventos artísticos en una fecha determinada y, 48 horas después, volver a disfrutar de un partido de fútbol sin que el césped sufra ningún tipo de ajetreo.

Este medio pudo averiguar que el campo de juego actual consta de 6 capas desde la base hasta la superficie, a mencionar: césped bermuda hibrida, Tifway 419; manto portante (50% tierra negra y 50% arena), con un espesor de 17 cm.; arena gruesa, con espesor de 5 cm.; manto drenante con piedra partida, y un espesor de 12 cm.; los caños de drenaje de PVC ranurado y un subrasante de tosca compactada.

¿POR QUÉ? Desde el momento mismo en que el Estadio se pensó, teniendo en cuenta el proyecto final de techado parcial, tuvieron en cuenta prioritariamente el tema del césped. Es que el apenas 30% de filtración lumínica que permite la membrana que conforma el techo hubiera arruinado cualquier tipo de césped, excepto uno artificial.
En este marco la idea del césped rebatible, sin precedentes en los estadios de Latinoamérica (sí hay en Estados Unidos, Europa y Japón, entre otros), se erigió como la única solución a esa pequeña porción de suelo que quedará, según el techado parcial del Estadio, bajo la constante sombra de la membrana (la mayor parte tapará las tribunas).


Muestra de cómo quedará el césped cuando empiece el desmonte

EN DETALLE. Las capas que conforman todo el aglomerado básico y superficial del césped, antes nombradas, cuenta con las siguientes características funcionales al piso que se supo ver en los partidos disputados:

CARPETA DE CESPED. La especie de césped elegida para el campo de juego es la Bermuda Híbrida Tifway 419, que fue resembrada con Raigrass Perenne tipo césped, para que conserve su color y cualidades durante el invierno. La carpeta de césped cultivado fue colocada mediante el sistema de panes o rollos.

MANTO PORTANTE. Se conformó un manto portante de 20 cm. de espesor, profundidad suficiente para el buen desarrollo del césped. Se realizó en base a una mezcla de tierra negra especial y arena en partes iguales. Se realizaron análisis físico-químicos en un laboratorio de suelos para ver: característica de la tierra, PH, contenido de sales (bajo) y nutrientes, y se adicionaron los componentes químicos que eran necesarios. Además, se agregó un mayor contenido de materia orgánica, asegurando una mayor estabilidad en el tiempo a la mezcla que se realizó.
La proporción de mezcla de tierra negra especial y arena tiene una conductividad hidráulica de 60 mm por hora, lo cual brinda un drenaje interno suficiente, posibilitando el escurrimiento de agua superficial provocado por el abovedado del campo de juego, lo que asegura poder usarlo sin problemas, aun después de lluvias intensas. En el caso de la arena, se usó la más gruesa posible, de PH neutro y bajo contenido de sales.

ARENA GRUESA. Entre el manto portante y el manto drenante se colocó una capa de arena gruesa de 5cm. de espesor. Esta capa es importante y tiene varias funciones:

1- Separar la mezcla de tierra y arena que compone el manto portante, de la capa de piedra partida que compone el manto drenante.

2- Actúa como filtro impidiendo el paso masivo de partículas finas de arcilla, que podrían obstruir el sistema de drenaje.

3- Da lugar a la formación de una napa de agua colgante o efecto percha de agua, como vulgarmente se lo conoce, que se logra por la discontinuidad en el tamaño de poros entre el manto portante y la capa de arena gruesa. El “efecto percha de agua” consiste en que el agua es retenida por los poros más pequeños del manto portante, y recién comienza a escurrir hacia el sistema de drenaje cuando todo el perfil superior está absolutamente lleno y saturado; esto permite un gran ahorro de agua de riego y fertilizantes, y asegura un buen abastecimiento de agua y nutrientes para el césped.

MANTO DRENANTE. Está compuesto por una capa de 12 cm. de espesor de un material de gruesa granulometría, que permite el fácil movimiento del agua en todas las direcciones. El mismo material se usó para rellenar y cubrir las zanjas donde se alojan los caños de drenaje. El material utilizado es piedra partida, que debe cumplir con los siguientes requisitos: granulometría bien gruesa, homogeneidad y libre de polvo o tierra, para no obstruir el sistema de drenaje.

SUBRASANTE DE TOSCA COMPACTADA. Está conformada por una capa de tosca compactada y tiene la pendiente final del campo de juego. Ésta es 1 % hacia los laterales. Fue construida perfectamente alisada y libre de materiales sueltos que puedan entorpecer o ensuciar el sistema de drenaje.
El Ciudad de La Plata, aún con todas las falencias históricas de una obra llena de sospechas en el plano económico, terminará siendo un Estadio lujoso, provisto de una de las mejores tecnologías de Latinoamérica y que resultará imposible de ignorar para todo el ámbito deportivo. La Copa América será la gran prueba.


Los caños de PVC ranurados, claves en el drenaje del campo

El zanajeo hecho en el piso y los caños de drenaje resultan claves en el mantenimiento del césped. La parte absorbente del sistema esta compuesta por caños de PVC ranurados de 63 mm. de diámetro. Estos caños de drenaje están colocados en zanjas de aproximadamente el doble de profundidad y el triple de ancho que el diámetro de los caños, por lo que las medidas estimadas de las zanjas son de 15 cm. de profundidad por 20 cm. de ancho.

Los caños drenantes están recubiertos con piedra partida que componen el manto drenante y se disponen en forma de espina de pescado, en donde los caños ranurados de 63 mm. se conectan a caños de 110 mm. sin ranurar, que a su vez conectan a un perimetral de 160 mm. Este fantástico sistema conduce el exceso de agua al foso perimetral del estadio, el cual fue reestructurado en los últimos meses de obras.
La distancia entre los caños ranurados es de 10 metros, dado que la conductividad hidráulica que posee (60 mm/hora) nunca deja pasar más agua de la que el sistema de drenaje así armado permite evacuar.

CONTROL DE DRENAJE. El sistema tradicional de drenaje, que es utilizado en la mayoría de las canchas, no se puede comparar, según la eficiencia, con el Tray (ITM) que van a poner en el estadio.
En este último, el drenaje está mejor cubierto, puesto que tiene 40 veces mayor capacidad para que se mueva el aire y el agua.
La corriente de agua gravitacional está dentro del sistema y no tiene movimientos laterales que lo ensucien con tierra dentro. Espectacular.

martes, 12 de octubre de 2010

Desparpajo y talento

Por Juan Manuel González Arzac

Casos como estos, en la vida, hay un montón. Más aún en el fútbol, siendo una elección que exige demasiado y no siempre retribuye en igual proporción. Perseverancia, sacrificio, puntos que se presumen máximos en el rendimiento, luego recaídas y más tarde insólita superación de virtudes, y aunque comúnmente resultan efímeras, algunas ofrecen persistencia en el tiempo. Un poco de cada una de esas señales componen la carrera de Juan Manuel Martínez, quien el último domingo guió la fiesta de Vélez en Liniers, en un 6 a 0 que liquidó a Colón y fue mucho más que únicamente lo destacado de la décima fecha del Apertura.

Con gestos de aquellos viejos wines del fútbol argentino, pesadillas de cualquier defensa, el Burrito proveniente de Viedma, Río Negro, simplifica en ese apodo su repertorio, rótulo que contrajo por su semejanza al jugar con el jujeño Ariel Ortega. Velocidad, esfuerzo, desparpajo para transportar la pelota, y una generosa cuota de talento para quebrar la cintura (propia primero, ajena después) cuantas veces quisiese a fines útiles dentro del área rival.


DE A POCO. Eventuales impactos dio el delantero desde su debut en Vélez, allá por la séptima fecha del Apertura 2003 cuando ingresó por Leandro Gracián a los 26 minutos del segundo tiempo en lo que concluyó en victoria velezana sobre Talleres de Córdoba, por 2-1. Apariciones esporádicas, algún que otro buen partido, pero nada más. Como Carlos Ischia, técnico del Fortín en los primeros pasos del rionegrino por la Primera División, dejó su cargo, Miguel Ángel Russo, el sucesor, lo consideró prescindible en el inicio de la temporada 2005-2006, incluso habiendo sido partícipe de aquel equipazo campeón en el Clausura 05, con compañeros como el propio Gracián, Roly Zárate, Somoza, Marcelo Bravo, Castroman, Sessa, Fabricio Fuentes, Cubero, Jonás Gutiérrez…
Es que, si bien jugó 13 partidos en aquel campeonato (10 como titular), el Burrito tuvo un competidor que ninguno elige, como Mauro Zárate, siendo éste la gran joya de Vélez de los últimos años, cuestión que condicionó la decisión de Russo (no le salió nada mal, porque Zárate fue el goleador del Apertura 06, con 12 tantos).

OTROS RUMBOS. El propio Martínez le definió a Diagonales ese momento en su carrera como "experimental", donde asumió su realidad y se dispuso a sacarle rédito al impasse que debía soportar. Por tal motivo, aceptó el traspaso a Argentinos Juniors, aunque casi una docena de cotejos y un solo gol no fueron suficientes para que el Bicho considerara hacer uso de la opción de compra. Fue entonces que apareció el colombiano Mauricio Serna, el Chicho, quien le acercó una propuesta del Deportivo Cúcuta de su país, y hacia allí fue el Burrito.
Veinte partidos, en el año 2007, jugó Martínez con la camiseta cucuteña. Seis goles en ese número de partidos asoman como una cifra razonable, pero quizás se diluye al confirmar que la mitad los convirtió en un solo cotejo. Pues dudo que los hinchas rojinegros se olviden de aquella noche heroica del Burrito ante el Toluca Mexicano, por los octavos de final de la Copa Libertadores, donde debían levantar el 0-2 de la ida y un durísimo golpe en Colombia, ese que le propinó el uruguayo Vicente Sánchez al minuto de juego que pronosticaba el entierro masivo. Pero el delantero apareció en plenitud, en calcada repetición de virtudes a lo que años después (más precisamente con Colón) ofreció en Liniers, siendo excepcional en el 5-1 que llevó al Deportivo a los cuartos de final, instancia histórica en su vida institucional. Es más, el récord se extendió hasta semifinales, tras vencer a Nacional de Montevideo y caer con Boca, ¡y por diferencia de gol! (0-3 y 3-1).

DE NUEVO EN CASA. Su estadía en tierras cafeteras fue breve, porque finalizando el 2007 armó las valijas (para llenarlas de billetes) y viajó hacia Arabia Saudita para sumarse al Al-Shabab Riyadh. Pero Hugo Tocalli, flamante entrenador velezano tras la salida de Ricardo La Volpe, le pidió a los dirigentes que trajeran a Martínez y el delantero, ya en el año 2008, no dudo en regresar al club al cual pertenece desde la Novena División, lo que se dice su segunda casa.
Es cierto que el paso de Tocalli como técnico no fue nada bueno, y por tal motivo llegó Ricardo Gareca y nuevamente surgía la incógnita de qué podía suceder con el futuro del Burrito.
“En su momento charlé con Ricardo y pudimos decirnos lo que pensábamos. De ahí concluimos en que todo dependía de mí: si yo andaba bien iba a tener mi oportunidad, y luego la prioridad. Por eso estoy contento, porque me dieron la chance que tanto pretendía”, reconoció Martínez.
Y así fue como se hizo un lugar en el Vélez campeón del Clausura 2009, siendo algo así como “el jugador número 12”, porque compitió siempre con nombres como el de Joaquín Larrivey y Jonathan Cristaldo, pero con la garantía de ser el primer ingreso. Recordado por los hinchas aquel partido frente a Colón, en Santa Fe, donde el 2-0 en contra, por la fecha 11, condicionaba el futuro del equipo. Pero el Tigre reaccionó a tiempo, metió al Burrito y este fue clave para concluir en el 4-2 (metió el tercero).
Esos aportes fueron elementales para que Gareca se decidiera por renovarle la confianza al delantero, a quien le tocó lidiar su lugar con un grupo que incluía ahora a Santiago Silva, Leandro Caruso y Rolando Zárate (Cristaldo se recuperaba de una seria lesión de rodilla). Y aun así todo se fue orientando hacia la consolidación del rionegrino, quien define su realidad, la de hoy, como “el mejor momento de mi carrera”.
Esa frase que resume por qué Vélez se desprendió del uruguayo López, lo mismo que de Caruso, y por qué Cristaldo espera sentada afuera. Al mismo tiempo que es un fiel reflejo de la realidad de un equipo que cuenta con un hombre en plenitud, que juega y hace jugar, capaz de hacerse cargo de situaciones exigentes. Juan Manuel Martínez es uno de esos jugadores que rompen con la monotonía del fútbol. Desparpajo y talento.