Por Juan Manuel González Arzac
El árbitro inglés, John Taylor, marcaba el comienzo de la cuenta progresiva hacia esos noventa minutos que paralizan al mundo. Era el año 1974, y la final de la Copa del Mundo tenía a Holanda y Alemania, país anfitrión, como los dos protagonistas de la contienda. Transcurrieron casi 90 segundos desde ese pitazo naciente y La Naranja Mecánica había asumido el absolutismo del desarrollo bajo la posesión exclusiva de la pelota: Cruyff se desprendió de la marca de Vogts y se metió en el área alemana, donde fue derribado y entonces Neeskens abrió la cuenta desde el punto penal, decretando no sólo la apertura en el marcador sino la increíble curiosidad de hacer un gol sin que el rival pudiera tocar la pelota siquiera una vez. Es más, el primer contacto germano con el balón lo tuvo el arquero Sepp Maier, cuando lo recogió de adentro de su arco...
Holanda 74. Aquel Mundial quedó marcado como la era del totalitarismo futbolístico impuesto por la Naranja de Rinus Michels. Se lo definió como el “fútbol total”, el cual tenía como intérprete sustancial a un mágico Johan Cruyff, acompañado allí por Neeskens, Krol, Resenbrink, los gemelos Van der Kerkof y Rep.
La consistencia del concepto de juego estaba dada por la plena convicción de entender el fútbol respetando a la pelota, dándole versatilidad y pleno sacrificio táctico al desarrollo, y asimilando al colectivo como un factor ineludible. Toques y más toques en pos de encontrar el espacio justo para inflar la red.
Las coincidencias de este equipo de Vicente Del Bosque con aquel de Michels no es mera casualidad, como tampoco lo fue la expresión de la Roja en su última presentación, ante Alemania, pese a que desató una sorpresiva reacción en el entorno a causa de un dominio fantástico de una semifinal mundialista, ante un oponente de jerarquía y bajo los preceptos de aquel fútbol total. La ilación es tan singular como convincente su resultante.
Ajax 71. Allí se produce el primer llamado de atención del Ajax de Ámsterdam hacia el mundo entero. Se adjudicaba la Liga de Campeones de Europa bajo la conducción de Michels y el talento de Cruyff. Pero más todavía resonó su impronta al no conformarse sólo con eso, y en forma consecutiva se adueñó de las dos copas siguientes, también con el desgarbado astro acompañado allí por Neeskens, Krol y Rep, base estructural de la posterior Selección del 74 y nombres propios de la revolución holandesa en el fútbol.
En ese entonces, Stefan Kovacs había asumido el rol de Michels, quien tras levantar el trofeo primeramente decidió aceptar la ofertar del Barcelona de España, club que arrastraba una sequía de títulos en el ámbito local de 11 años.
Barcelona 73-74. Férrea disciplina en el vestuario barcelonista con el fin de encausar al club como líder característico, fue la premisa de trabajo que el técnico depositó en Cataluña. Pero necesitaba de algo más... Sí, de su mejor traductor. Por eso, tras el pronunciamiento futbolístico en Alemania 74, Michels retomó su tarea en el Barça pero ahora con el fichaje que esperaba: Cruyff. Y tras 14 años, los blaugranas se adueñaban de la Liga.
¿Cómo se entrelaza esa reseña con la afirmación de Van Marwijk en la conferencia de prensa previa a lo que será la consumación en Sudáfrica 2010? “Curiosamente, el estilo de juego de España es el del Barcelona, que tiene origen holandés”, dijo el técnico actual de la Naranja. Es que esa referencia no se remite sólo a la intromisión de Cruyff en el mundo blaugrana como jugador, sino más bien como entrenador.
Ajax 85 - Holanda 88. En el año 85, Cruyff, retirado de la práctica un año antes, tomó las riendas de su querido Ajax, el cual había declinado su presencia protagónica entre las potencias europeas, con notables consecuencias a nivel Selección. Finalista en el 74 y en el 78, Holanda no logró la clasificación a los mundiales de España 82 y México 86. Insólito.
Ni más ni menos que nombres como los de Marco Van Basten, Frank Rijkaard, Ronald Koeman y Dennis Bergkamp, surgieron de la mano y la visión de Cruyff. Sí, la base que tomó el propio Michels en su nueva etapa al frente de la Naranja, a la cual le agregó a Ruud Gullit, y así se alzó con la Eurocopa 88. La reposición de una idea bajo textuales mandamientos. ¿Casualidad o causalidad?
Barcelona 88-96. Como ocurrió en su momento, otra vez el conjunto catalán fue en busca de Cruyff como la resurrección primero, y la gloria después.
“Toda la plantilla profesional del Barcelona (excepto tres jugadores) y su entrenador se reunieron en el Hotel Hesperia donde, en un comunicado oficial, pidieron la dimisión de la junta directiva de Josep Lluís Núñez”, informaba el periódico español Mundo Deportivo el 28 de abril de 1988. Eso se recordará por siempre como “El motín de Hesperia”, el cual terminó con la salida masiva de varios jugadores. Tras semejante escándalo, Cruyff se hizo cargo del equipo catalán y el correr del tiempo determinó que fuera el entrenador con más cantidad de partidos al frente del Barcelona, con 8 años de trabajo sólo interrumpidos por un problema de salud, en el 91.
Cuatro Ligas consecutivas conquistó el Dream Team del holandés, aunque más impresionante fue aquella Champions del 92, contando con el búlgaro Stoichkov, el danés Laudrup y el holandés Koeman y, más tarde, el brasileño Romario, la base de esa formación que partido a partido jugaba mejor, estaba dada por la resultante del trabajo en La Masía, la cantera del Barça: Bakero, Txiqui, Salinas, Guardiola, Ferrer, Sergi... Ese fruto del trabajo formativo lo impulsó el propio DT, tanto en Ajax como en Barcelona, y hoy ambos centros de formación son reconocidados como los más grandes del mundo.
Barcelona 03 - España 08. De aquel proceso a hoy, se recuerda la intervención de Louis Van Gaal como unificador de la identidad Ajax-Barça, al tomar las riendas del club holandés primero y de la mano Bergkamp, Frank y Ronald de Boer, levantar la UEFA 92 y más tarde la Champions 95, ya con Van der Sar, Davids, Kluivert. Casi todos protagonistas que luego lo fueron en la plantilla del equipo español que años más tarde condujo el holandés. Hasta que en el 2003 asumió su compatriota Rijkaard como abanderado de la idea de Cruyff y otra vez el conjunto catalán tomó el papel rutilante a nivel mundial: otras dos Ligas y una Champions (2006) con nombres como los de Valdés y Puyol entre los titulares, junto a Van Bommel y Van Bronckhorst, curiosamente, y el de Xavi e Iniesta desde el banco. Sí, los mismos que conquistaron la Euro 08 con la camiseta española.
Ahí, en ese instante, se produce la máxima expresión de unidad entre la escuela holandesa, el producto de las inferiores, el rendimiento de un club y su espejo a nivel Selección, siendo la relación Holanda ‘74-Cruyff-Guardiola-Barça-España 08, el ADN del fútbol total.
1 comentario:
Interesante nota. Igual pienso que si bien hay una escuela que liga la forma de jugar de la Holanda del 74 con la España de hoy, había algunas diferencias. Fíjese en los partidos de aquel equipo del 74, y verá que el esquema de juego era más flexible: todos llegaban a posición de gol. Otras diferencias eran que Holanda presionaba más en la salida del equipo rival y tiraba mucho el fuera de juego. Era un equipo que parecía que tenía 15 futbolistas, y no te dejaba jugar.
De todos modos, no le quito mérito a lo que hace España dentro de esta escuela futbolística, pues los tiempos son otros.
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