Estuvo el sistema, no los intérpretes

Por Mauro Bolatti

Era una apuesta importante, la que decidió hacer Diego Cocca. El hecho de arrancar un partido con una línea de tres en el fondo, en la segunda fecha, con un equipo prácticamente nuevo, más una cancha de dimensiones pequeñas y sin los mejores intérpretes para poder practicarla, era riesgoso por donde se lo mire. Pero ambiciosa a la vez.
Bajo estas circunstancias, Gimnasia tuvo que adecuarse a un sistema nuevo para jugar este partido en el sur de la Provincia.
Ante la inhabilitación de Fontanello, las lesiones de Landa e Iriarte, el DT tripero tuvo que improvisar con lo que mejor tenía a disposición. Y el hecho que haya debutado Magallán, con tan sólo 16 años y un entrenamiento nomás con esta disposición táctica, marcan a las claras este contexto.
Por esto mismo es que le costó, y bastante, a la defensa hacer pie en el primer tiempo. Si bien durante el primer cuarto de hora el Lobo contó con dos situaciones importantes para abrir el marcador, el fondo no se mostró sólida y dio la sensación de ser permeable ante cada avance de los locales, sea por los laterales, por abajo o mediante el juego aéreo.
Además, la salida de Alejandro Capurro, casi a la media hora de ese periodo, complicó un poco más las cosas para Gimnasia.
El ex Colón era uno de los encargados de achicar los espacios con los defensores y delanteros.
Más con un dubitativo y extraño Fabián Rinaudo, que nunca pudo acomodarse al partido.
Con el marcador adverso, Cocca decidió seguir apostando por el 3-4-1-2 para el complemento.
Así fue que el entrenador tripero dejó sentado en el banco a Ricardo Moreira y mandó a la cancha a Lucas Castro, para que marque el desnivel por el lateral derecho y se asocie con Juan Neira, para este entonces el enlace del equipo dado que Córdoba había ingresado por Jiménez.
Pero todo murió en el intento y las intenciones tanto del DT como de los jugadores. Salvo algún arrebato del propio Neira, Gimnasia no tuvo ideas colectivamente y apostó más al juego individual, quedando muy desordenado en todas sus líneas.
Así, al Lobo se le escapó un partido que en la previa había pensado de una forma y que se le terminó presentando de otra manera muy distinta.