El vestuario de Estancia Chica es el lugar elegido. Allí, todas las mañanas planifica su trabajo diario, intercambia opiniones con sus colaboradores y analiza y estudia distintas alternativas del juego.
“Siento que me preparé para esta carrera”, dice con seguridad y convencimiento Diego Martín Cocca en una charla a fondo con Diagonales.
– Diego, siempre se habla de la coyuntura, del día a día... ¿Cómo está más allá de esa circunstancia?
– Con mucho optimismo y muchas ganas, las mismas de siempre. Tengo ganas de lograr el Gimnasia que todos queremos y para eso es vital llegar al funcionamiento de equipo que deseamos. Pero para ello se necesita tiempo para perfeccionar una idea. Ya sabíamos que los tiempos iban a ser éstos, que los jugadores iban a llegar sobre la marcha. No son excusas. La llegada de los refuerzos nos genera expectativa y hay que jugar, a ganar, a sacar puntos. Así se empieza a dar vuelta la historia.
– ¿Logra salir de la voracidad de la inmediatez? ¿Se puede planificar, ir más allá de un resultado?
– Es muy difícil. Está claro que los que mandan acá son los resultados y trato de no fijarme tanto en eso. Pero la realidad es que todos dependemos de los resultados. Pero yo siempre busco las formas. Sé que hay maneras y maneras de ganar, y hay maneras y maneras de salir a buscar un resultado. Yo lo busco con funcionamiento, con buen fútbol, con algo que me deje satisfecho como técnico, algo que me haga estar orgulloso de mi equipo.
– Para todo eso parece vital el tiempo. ¿No se choca con la presión del fecha a fecha?
– Es que esa es la realidad del fútbol. Hoy por hoy es así. Así es cómo se vive y uno acepta las reglas de juego o no se mete en esto. Obviamente si uno arranca mal, la gente se va a enojar y no va a entender por qué el equipo no juega como uno quiere. Pero la realidad marca que los refuerzos llegan a último momento, que hay que arrancar sin el funcionamiento ideal. Esas son excusas. Nosotros estamos convencidos de que tenemos un buen plantel, que tenemos un buen funcionamiento como equipo y que cuando arranque, se va a superar.
– Los últimos resultados del fútbol argentino y mundial, con Argentinos Juniors y España, demuestran que se puede llegar al éxito sin renegar de las formas o de la belleza. ¿Busca implantar algo parecido en este Gimnasia?
– No sé si implantarlo en Gimnasia, a lo mejor eso es demasiado. Sí tengo una forma de trabajar, de sentir el fútbol y quiero contagiarla. Parte de mi trabajo es convencer a los jugadores de que esa es una buena forma, y que ellos se convenzan de que la pueden implantar en cada partido. Si ellos lo hacen, seguramente vamos a tener muchas más chances de que aparezca el equipo que yo quiero y el funcionamiento que pretendo.
– ¿Lo de España en el Mundial es un espejo?
– Sí, claro. Pero España tuvo un proceso importante, después de un cambio importante. Ganó la Eurocopa jugando de una manera, con una base de jugadores, con mucho tiempo de trabajo. El tiempo es fundamental. Los resultados se ven con el tiempo. Pero hay un desafío grande: que los resultados se vean aún sin tiempo.
– Alguna vez dijo en México que al buen fútbol lo llevaba bien adentro. Es toda una definición.
– México para mí es un fútbol del que se pueden sacar muchas cosas. Tanto a nivel técnico como a nivel táctico. Lógicamente en mi paso por allí aprendí mucho, y uno siempre es un mix de todo lo que aprendió. Eso trato de hacer. Me gusta mucho el buen juego, tener la pelota, que mi equipo sea protagonista, que vaya a buscar los partidos y no solamente el resultado. Esto parece ir contra la corriente, pero a mí me gusta eso. Y sé que si los resultados me acompañan, el primero en dar las gracias voy a ser yo. Pero claro, sé cuáles son las reglas de juego.
Foto: Matías Adhemar |
– ¿Siempre tuvo en mente ser entrenador?
– Sí, realmente lo tuve claro mucho tiempo antes de dejar de jugar. Me fui preparando desde hace mucho tiempo. Tengo apuntes del año 2000, 2001. De ahí para adelante, fui anotando todo: lo que me gustó, lo que no, las cosas que me dejaron los entrenadores que tuve. Es mi forma de sentir esto. Siento que me preparé para esta carrera y por eso cuando me tocó agarrar la CAI en el Nacional B no lo dudé, ya que necesitaba un lugar donde desarrollar mis ideas. Ahora gracias a Dios estoy acá y espero seguir creciendo.
– ¿Es fácil convencer al jugador de no revolear la pelota, de tocar para atrás si es necesario, de tener paciencia?
– Estoy convencido de que se puede convencer al jugador. Lógicamente que no a todos, y es cierto que es más fácil hacerlo con los más jóvenes y un poco más difícil con los más grandes. En Inferiores, lógicamente, hay hoy una exigencia de ganar que no había antes. Pero no tiene nada que ver con la exigencia que hay en Primera División. Los jugadores jóvenes tienen el disco rígido más descargado que el de los jugadores más hechos, y quizás eso facilite la carga de nuevos datos.
– En ese contexto, este Gimnasia tiene una presencia más notable de jóvenes. ¿Es parte de esa búsqueda?
– Aparte de llevar jugadores jóvenes a hacer una pretemporada o incorporarlos al trabajo de Primera, es hacerles entender cómo es la profesión. Y también inculcarles la forma de juego, como a todos. Una vez que un chico sube a Primera, trabaja de la misma manera que uno que tiene 30 años: tienen que saber qué exigencias le van a tocar y cómo asumirlas.
– ¿Cuáles son las tres premisas básicas de un equipo made in Cocca?
–Yo siempre le digo a los jugadores que mi equipo ideal es el que se esfuerza para recuperar la pelota y no lo lastiman cuando no la tiene, y que cuando la tiene, la sabe cuidar y sabe cómo lastimar. Esto es claro. Les digo que hay dos facetas: la ofensiva y la defensiva. El equipo debe entender que cuando pierde la pelota, tiene que cambiar el rol y asumir el compromiso de recuperarla. Si lo hace, le van a convertir pocos goles y eso es fundamental para una buena campaña. Y después tiene que entender que la que manda es la pelota, por lo que hay que cuidarla, tenerla, y usarla para llegar a posiciones de gol.
– ¿Prefiere que su equipo dé todos los pases necesarios aun yendo hacia atrás, antes que arriesgarla tirándola a cualquier parte?
– Si no hay espacios por un lado, prefiero que demos toda la vuelta y busquemos por el otro. Y si hay que jugar con el arquero, prefiero tenerla siempre yo.
Foto: Matías Adhemar |
– Me deleita que mi equipo no revolee la pelota y que esté convencido de tenerla, de cuidarla y de ser protagonista. Y me fastidia que le peguen un puntazo para arriba cuando no hay necesidad. Yo siempre le digo a los jugadores que cuando uno está defendiendo, y está concentrado, está bueno tirarla a la tribuna. Si les gusta la segunda bandeja, que le apunten a la segunda bandeja. Pero cuando no hay necesidad, hay que tratar de jugar siempre.
– ¿Siempre es en su vida como se maneja como entrenador?
– Uno es de una manera en todos lados. Mi manera de ser es la que se ve. No soy de una forma en mi trabajo y de otra fuera de él. Soy un tipo tranquilo, convencido, agradecido del fútbol y de esta profesión, que disfruta de estar en una cancha, en un entrenamiento y de tener un equipo y poder verlo jugar. Después, tomo que el resultado es secundario y una consecuencia del trabajo.
– ¿Logra desenchufarse rápido del fútbol, de sus presiones?
– Cuesta. No es fácil. Esto atrapa y si uno se mete en la vorágine del fútbol, puede estar viendo fútbol todo el tiempo, la liga del mundo que uno quiera, los jugadores que uno desee ver. En este país se puede hablar de fútbol todo el tiempo. Pero uno tiene otros roles: es padre, hijo, hermano, marido. Y hay que cumplirlos. Estoy aprendiendo.
– ¿Lo siente como algo a mejorar?
– Seguro. Lo ideal sería terminar de trabajar y cumplir esos otros roles, sin volverse loco por el fútbol. La familia es la que más lo sufre. Yo estuve dos años lejos de mi casa, cuando dirigí a la CAI y a Godoy Cruz, y eso es muy duro. Hoy tengo la posibilidad de vivir en mi casa. Eso es muy bueno y te permite cuidar el trabajo, porque lo valoro y además me da la posibilidad de vivir en mi casa, con mi familia.
– ¿Cómo se desenchufa?
– Con mi familia. No hablando de fútbol. No soy un tipo de hablar mucho de fútbol ni de mirar todos los partidos. Es más, muchas veces me aburre. Me vuelco a la familia y la disfruto.
"TENEMOS GANAS DE RENOVAR POR UN AÑO MÁS"
Promediando la entrevista, y mientras Walter Coyette entra al vestuario en busca de un poco de calor luego de una fría jornada de trabajo en el predio abastense, Diego Cocca sorprende con una declaración contundente. “Hoy mi objetivo es crecer con Gimnasia. Queremos seguir aprendiendo como cuerpo técnico. Tenemos ganas de renovar un año más”.Este deseo del entrenador no pasa por alto. A pesar de tener contrato hasta diciembre de este año, y por más que para esa época ya habrán pasado las elecciones presidenciales, Cocca aspira a poder cumplir con el proyecto que tiene en su cabeza como director técnico de Gimnasia.
– Es un entrenador que no le tiene miedo a los desafíos, ¿no?
– Más de un amigo me decía, gente del ambiente me dijo que estaba en pedo cuando agarré Gimnasia. Godoy Cruz fue algo parecido. Considero que soy un afortunado de estar dirigiendo en Primera División del fútbol argentino y la manera de mostrar que estoy capacitado es meterse en el quilombo. Es la realidad. No te van a dar un club armado, con un equipo que salió campeón, un Vélez por ejemplo. Hay que ir escalando desde clubes que están desarmados o que están sufriendo un proceso de cambio importante. Si uno está capacitado, debe saber sortear esas cosas.
– ¿La recompensa o la satisfacción es mayor en ese caso?
– Lógicamente es más difícil. Cuando uno tiene un equipo ya armado, no tiene que hacer tantas cosas. Estamos aprendiendo a nivel técnico de ocuparnos de un montón de cosas que a lo mejor en otro club no es necesario hacerlo. Es parte del proceso de aprendizaje.
– ¿Apunta a cosas más importantes?
– No me pongo objetivos a largo plazo. Hoy por hoy mi objetivo es crecer con Gimnasia, que el equipo haga una buena campaña y después se verá. Hoy queremos seguir creciendo, seguir aprendiendo como cuerpo técnico. Tenemos ganas de renovar un año más.
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