martes, 10 de agosto de 2010

Pensar y olvidar, esa es la cuestión

Por Juan Manuel González Arzac

Los antecedentes más próximos reflejan la incidencia del pesimismo en el producto final que Gimnasia ha arrojado en estos últimos tiempos.
Cinco años han pasado desde su último debut victorioso, en tanto nueve derrotas sucedieron. No hace falta recordar por donde transitó el Lobo en esos tiempos. Aquel triunfo fue ante Colón en el Bosque, por el Apertura 2005, de la mano de Pedro Troglio.
Precisamente el último campeonato que el Lobo peleó hasta el final y siendo el consecutivo a un cierre de temporada que tuvo al equipo al filo de caer en Promoción por primera vez. Lo curioso del caso es que tras ese comienzo beneficioso, le continuó un empate con Arsenal, una estrepitosa caída con Vélez (6 a 0 en el Bosque) y la derrota que más sufre, en el clásico. Cuatro partidos, cuatro puntos.
Esa flojera en la cosecha despertó las correctas dudas del caso, pero el hecho de saber que antes, en el torneo pasado, había superado una instancia de apremio y que podía ganar en cualquier momento, como lo había hecho en su primer partido, ni más ni menos, le permitía relajar la tensión para concentrarse en el mejor modo de expresarse. Y así fue como Pedro construyó un equipo sobresaliente.
Ayer no ganó, es cierto, pero no es un dato menor decir que no perdió. Y lo más trascendente de la cuestión es que Gimnasia jugó, fue protagonista, intentó, respondió, cumplió. Sí, le faltó el gol y otras cuestiones más, y eso es tan cierto como que fue el primer partido.
“No le doy prioridad a los puntos sino al funcionamiento, porque creo que una cosa va de la mano de la otra”, afirmó Cocca en la previa al partido de ayer. Y esto merece ser reconocido por varios puntos: rearmó un plantel con el acento puesto en la salida de hombres de mucho peso en esa composición y de otros importantes en el funcionamiento del equipo, trajo seis jugadores nuevos, confía en pibes de la cantera (Neira, Castro, Masuero, Landa, Casco, Mussis, Magallán) y tiene una idea de juego reconocida y muy clara. Pero, fundamentalmente, entiende que debe sacarse de encima el lastre de dos Promociones sucesivas inmersas en un manto de nerviosismo y pánico inigualable que paraliza, entumece, aturde. Encoje los sueños. Con el debido aprendizaje, Cocca propone olvidar ese pasado para pensar en un nuevo Gimnasia.

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