Por Juan Manuel González Arzac
Era de esperar que el comienzo del Apertura tuviera en su primer capítulo el producto que finalmente arrojó, pese a lo prematuro que suene. Aspiraciones ostentosas, renovaciones voluminosas y exigencias de arrastre adoban el torneo, y consecuentemente condicionan los rendimientos; pero también existen aquellos que sostienen un estado de situación estructural innegociable y desde allí entienden el progreso. Ese patrón se corresponde, lisa y llanamente, por respetar una línea de acción profunda. Entonces, las aspiraciones estaban puestas en aquellos equipos que nutren un alto vuelo y que al mismo tiempo no sufrieron alteraciones consistentes. El claro ejemplo es Vélez, y posiblemente Lanús, en tanto Estudiantes planteaba el interrogante ante la merma de goles (por la ida de Mauro Boselli) y la necesaria reestructuración defensiva (habiéndose ido Christian Cellay, Clemente Rodríguez y Marcos Angeleri), condicionantes que precisan su consideración más allá de que no aparentan afectar su categoría de equipo. Y ahí estuvieron las respuestas. Porque el Pincha se encontró con las dificultades que se visualizaban, agudizadas también por la presencia de un rival de jerarquía, como lo es Newell's. En tanto, la exposición del Fortín ante un oponente como Independiente fue tan rotunda como verdadera su capacidad, y lo del Grana se entiende, incluso, próximo a ese mismo trazo. Se presumía una muestra de ese tipo en Liniers a sabiendas de que se desprendió de jugadores que no iba a utilizar (12) que terminaron por reforzar otros equipos argentinos (lo que indica la valía del plantel) y sólo incorporó a Augusto Fernández (titular el domingo) y Fernando Ortiz (aún se pone a punto, pero arrancará desde atrás si Otamendi continúa); pero más aún por la permanencia de una configuración en nombres y formas que ha posicionado al equipo en lo más alto en la consideración futbolística. Idea, solidez, potencial, capacidad colectiva e individual, contundencia, sincronización, son parte del repertorio armado por Ricardo Gareca. Algo de eso tiene también Lanús, que sumó al uruguayo Mario Regueiro y espera por la inclusión de Paolo Goltz, nada más, aunque con el lastre que implica incluir muchos juveniles (Marchesín, Erramuspe, Balbi, Pizarro, Lugo), y por eso le costó un poco más superar a Arsenal. Detrás de estos casos se puede incluir a Banfield, Newell's, Godoy Cruz y Argentinos.
DEL OTRO LADO. En la vereda opuesta están los que metieron la mano en el bolsillo sin pensar siquiera en una proyección. Algo así como apostar al plan de turno. Esto no sólo incluye a los recientemente ascendidos (Quilmes, con 18, casi duplica las incorporaciones de All Boys y Olimpo), sino que aquí se ubican también aquellos que pretenden dar un vuelco inminente por el arrastre de tiempos tormentosos. Por consiguiente, en su relación con el rendimiento futbolístico, las incipientes muestras señalaron la necesidad de la mayoría de aceitar sus piezas ante las renovadas caras. Nómina que encabezan Boca, River, Racing y San Lorenzo, ni más ni menos. De aquí en más queda planteado el interrogante de cuánto tiempo del Apertura le demandará la consolidación a tales equipos, o si no existirá ese pasaje de gaseoso a sólido que tanto se anhela.
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