Manuel Eliçabe
En un típico partido de clásico, bien cerrado y puramente luchado, La Plata derrotó a San Luis por 16 a 10 y festejó doble: se quedó con el honor de la ciudad y acrecienta sus acciones de ingreso a los cuartos de final. El encuentro correspondió a la novena jornada del URBA Top 14, fue arbitrado por Gustavo Tomanovich y se disputó en Gonnet.
Mi pie izquierdo. En el arranque fue el quince marista el que tomó las riendas del juego. Con viento en contra y todo puso a su archirival contra las cuerdas teniendo el control de la ovalada y sometiendo con la solvencia de los forwards. Peró tuvo un gran déficit ya que le faltó profundidad, ideas y determinación en los metros finales. Aunque también hay que destacar el impecable trabajo defensivo que realizó un quince amarillo que casi no pasó la mitad de cancha en la primera media hora.
La Plata no le encontraba la vuelta al pleito, encima flaqueaba en el line y en el scrum. Pero en un par de avaces hizo la diferencia gracias a las infracciones del visitante. La zurda de Esteban Durante sacudió la modorra ya que “Nino” se encargó de facturar por triplicado por la vía del penal. El conjunto de Gonnet demostró todo su oficio porque sacó provecho en las pocas oportunidades que tuvo para anotar y se fue al descanso 9 a 0 arriba con muy poco.
Caramelo de cianuro. El complemento fue mucho más movido y el Marista salió a buscar imperiosamente el descuento. Pero se volvió a encontrar con una muralla amarilla y con un Stéfano Cosoli que anduvo flojo pateando a los palos.
Pese a la falta de eficacia, San Luis siguió yendo al frente y por tozudo encontró el descuento con una arremetida del experimentado Juan Carlos Zapico, que se zambulló cerca de la bandera derecha. La visita quedaba a cuatro puntos y el partido, que había entrado en una especie de siesta, despertó de manera violenta. La alarma sonó en el reloj canario ya que su rival se venía con todo. En este sentido vale remarcar la excelente labor de Gonzalo Sarasqueta, quien brindó máxima seguridad en el fondo de la cancha. Gogo, la figura de la cancha, ofició de Rottweiler desactivando escalofriantes bombas aéreas y alejando el peligro con kicks arteros.
La escuadra azulgrana salió a quemar las naves en los últimos minutos, para ello realizó varios cambios para revitalizar el ataque del equipo. Volvió a agruparse bien con los delanteros y avanzaba de a poquito pegado a la formación. Ya cerca del ingoal local y cuando parecía que podía darlo vuelta, apareció Antonio “Caramelo” Mazzoni, que aprovechó el dulce interceptando un pase de Sebastián Crispo. El centro canario inició una gigantesca corrida de try que terminó por aniquilar las esperanzas maristas.
Con equilibrio, madurez y mucha defensa, La Plata se adueñó nuevamente del clásico y pide a gritos un lugar en los playoffs.
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